
Adentrándome en las entrañas de la ciudad, percibo las malas vibraciones, el rencor, la soledad, y observo detenidamente, el semblante de la gente, que sus vicios buscan saciar
Pero de qué me extraño, es la crudeza del mundo, sin tapujos, sin engaños, sentimiento furibundo, que mantiene vivo el daño.
Y los niños ya no juegan a la pelota, ahora sus juegos son las balas, y ahora parece de idiota esconder los dientes bajo la almohada, y los niños ya no juegan al escondite, ahora trabajan para traficantes, que los manejan como títeres, sin que ellos se percaten.
Adentrándome en las entrañas de la ciudad veo restos de corazones, de personas, de dementes, que perdieron sus razones, para vivir dignamente.