Quiero que tus ojos me desarmen una noche más,
donde el caudal de tus besos se desbordaba en mi cuello,
y mis manos tiemblan solo con imaginar,
el tacto en mi espalda, del roce de tus dedos.
Y vuelo, y no hay cielo en el que te encuentre,
cuando me pierdo en los recuerdo que permanecen candentes,
que me queman y me hierven y se marcan en mi piel,
tan dulce como tus labios, tan amargos como la hiel...
Manuel Fernández Guerra
Precioso, como todo lo que escribes :)
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