Tú ,rubia que nunca me dejas,
eres el sentido de mi tristeza.
Pues a veces no te tengo,
y por ti pierdo la cabeza.
Tú, rubia interesada,
de sabor amargo y cara larga,
fresca como el agua clara,
que baja desde la montaña.
Tu que haces de penas alegrías,
buena acompañante del menú.
Tu que no faltas en mis días,
tú, cerveza tu.
Manuel Fernández Guerra
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